Y todo avanza igual. Observo la línea recta que realiza el humo del cigarro hasta que se separa y zigzaguea a los 4 centímetros de altura. Quemo hasta la mitad del círculo rojo de Lucky Strike. Apago. Cambio la canción en el ipod. Suena Coiffeur y su voz gangosa. Llega a la parte donde dice "Las certezas me dan desconfianza, quiero un beso que me llene de preguntas". Escalofríos. Enciendo otro. Juego en mi boca con un hielo de pisco. Cambio la canción. Suena José González con "Heartbeats". La canto pensando en la versión de The Knife. Ahora quemo hasta un cuarto del círculo rojo. Miro la leña arder por la ventanilla de la salamandra. Por inercia me acurruco un poco más. Suena “Spectacle” de Sean Lennon. Cambio inmediatamente. “The Passenger” de Iggy Pop. Cambio. Jeff Buckley. Cambio. Cat Power. Cambio. Finalmente dejo a Joy Division. Puedo ver el humo de mis bocanadas al unisonó de la voz de Ian Curtis en Isolation. Son las cuatro treinta y siete de la mañana y parece que ya no puede oscurecerse más. Escucho lo que los demás están hablando. Me desconcentro. Supero el círculo y me quemo los labios. Suena Hot Chip. Adelanto hasta el minuto 15 segundos. Canto el estribillo. Aun escucho las voces. Me sirvo otro vaso. Lo hago 30/70. Al seco no se notan diferencias. Terminar todo al seco elimina cualquier posible standby. Eso lo se muy bien. Quizás por eso estoy en el living y no en la pieza. Ahora uno 40/60. Al seco. Prendo otro. Suena la enredadera de Leo Quinteros. La canción termina junto con mi cajetilla. Van a ser las seis. Corro la cortina con mis pies. Veo el sol saliendo. Escucho al mar despertando. Veo la leña callando. Mis ojos recién se van cerrando.